LA DERECHA SIEMBRA VIOLENCIA : Patria es inclusión

Desestabilizar, sembrar dudas en la población, confundir, cundir pánico, inocular odio y provocar ansiedad, hasta llegar a un estado de exaltación y enajenación en los asedios (fundamentalmente mediáticos) que disparen la violencia, que como bien dijo Cristina, luego se espiraliza. “Hay quienes convocan a una nueva noche de los cristales rotos”, dijo, estableciendo un paralelo con la barbarie nazi. ¿Cuál es el objetivo? La conformación de un clima de hastío social prefabricado propicio para la ruptura del orden constitucional. Esta enumeración alude a diferentes formas de desestabilización del imperialismo concebidas para las actuales condiciones históricas. Es lo que venimos observando en diversos acontecimientos que se suceden en diferentes latitudes del mundo. Cada escenario tiene sus particularidades, sus formas novedosas. En nuestro país, tras fracasar los intentos concatenados durante los últimos meses (desde los saqueos y sublevación policial al golpe de mercado de fines de enero) emerge ahora bajo el fantasma de la inseguridad un brote que pretenden generalizar de violencia social, acompañado por un discurso que desprecia el rol del Estado y convoca a la furia colectiva. Es parte del mismo libreto golpista utilizado en Venezuela, con los desenlaces ya conocidos; comparte también, a pesar de las distancias geográficas y culturales, elementos comunes con Ucrania, donde una violencia exacerbada fue el motor para imponer cambios políticos y económicos de carácter netamente neoliberal. Aquí se fue urdiendo un tejido que comenzó con la discusión embarrada en torno a la reforma del Código Penal, siguió con las provocaciones de Barrionuevo lanzadas con precisión el 24 de marzo, y ahora se trasladan a los ‘linchamientos’ casi transmitidos en vivo y en directo. Para espesar el caldo, baten el parche con las banderas de la corrupción, la inflación, el ajuste, etc., etc., y con los mismos fines desestabilizadores promueven un paro para el 10 de abril con este menú diverso de reivindicaciones.Serán 12 meses, 12 rounds, y así de cara al 2015. Lo cierto es que la derecha se inquieta porque aún con esta munición gruesa desplegada, no logran torcer la voluntad de Cristina, sino todo lo contrario. Cada una de las medidas adoptadas apunta a una mayor redistribución del ingreso, mayor equidad, mayor igualdad, en lucha permanente frente a los monopolios. Hablan de ajuste en un contexto de recomposición salarial, de aumento de las jubilaciones, de actualización de las asignaciones familiares; de desendeudamiento, de fuertes inversiones en infraestructura, en salud, en educación. El problema no es el relato que pretende instalar la derecha, sino que algunos que se consideran parte de este proyecto político compren todos los buzones y vivan perturbados por sus dudas y remordimientos, sin perderse ocasión de hacerlos públicos. Ajuste es lo que padecen los 47 millones de norteamericanos que viven en la pobreza (Oficina del Censo de los Estados Unidos - Septiembre 2013), lo que padece el 53,6 por ciento de los jóvenes españoles que están sin trabajo (Oficina de los Servicios Públicos de Empleo - Abril 2014), o los 24 mil empleados públicos ucranianos que serán despedidos por exigencia del FMI, nuevo rector económico del gobierno pro-occidental impuesto en Kiev mediante un golpe de estado. En su brillante discurso en homenaje a nuestros héroes de Malvinas, la compañera Cristina nos convocó a estudiar en profundidad la coyuntura internacional, los intereses en pugna, la prepotencia de la OTAN, la crisis del neoliberalismo, la correlación de fuerzas tal como está planteada. Para situarnos en contexto, dimensionar las conquistas alcanzadas, observar el rol de la Argentina y de América Latina en un mundo cada día más peligroso, pero donde se afirman las posiciones de los que luchan por un orden multipolar. Cristina habló de la Paz, de aislar a la violencia, de resolver los conflictos políticamente. Habló como lo que es, una líder latinoamericana y antiimperialista.Ese es el lugar de la Argentina, una Patria con la inclusión de millones y millones, con una historia reciente de derechos, de conquistas, de logros; con nuestros desaparecidos que hoy viven en el proyecto nacional, como dijo Hebe, que vibran en los chicos que colman los patios de la Rosada. Con un gran movimiento nacional, popular y democrático que llegó para quedarse, porque “sembró en tierra fértil”.

La palabra - Pablo Neruda

... Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se acechan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados... Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... Todo está en la palabra... Una idea entera se cambia porque una palabra se trasladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... Tiene sombra, trasparencia, peso, plumas, pelos, tiene de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto trasmigrar de patria, de tanto ser raíces... Son antiquísimas y recientísimas... Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... Por donde pasaban quedaban arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganando... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron todo y nos dejaron todo... Nos dejaron las palabras.

Confieso que he vivido
Pablo Neruda, 1974
Maule, 1904 - Santiago de Chile, 1973