Dentro de unos días habrá elecciones presidenciales en Brasil, y desde
aquí hacemos fervientes votos por una nueva victoria de la compañera
Dilma Rousseff (hija de un comunista búlgaro), digna heredera de la
memoria de la inolvidable Olga Benario, mujer y mártir de la revolución
latinoamericana y mundial.
Olga Benario fue una joven alemana nacida en Münich un 12 de febrero de 1908, que se incorporó a la Liga Juvenil Comunista Alemana en 1923, a sus quince años.
Militante de la Internacional Comunista, tanto en Alemania como en la
Unión Soviética, Checoslovaquia, Inglaterra y Francia; su destino sería
Brasil, de la mano y del amor de Luiz Carlos Prestes, líder del Partido
Comunista de Brasil y legendario “Caballero de la Esperanza”, como lo
bautizó el mágico Jorge Amado.
Participó de la fallida insurrección
antifascista y antimperialista de la Alianza Nacional Libertadora
liderada por Prestes en 1935 (de la que también participaron los
comunistas argentinos Rodolfo Ghioldi y su compañera Carmen Alfaya).
Todos fueron detenidos pero Olga, embarazada, fue deportada a la
Alemania nazi. Llevada por la Gestapo a la prisión de mujeres de
Barnimstrasse, dio a luz a Anita Prestes (27/11/1936), antes de ser
trasladada al campo de concentración de Lichtenburg, y después al de
Ravensbruck, y después al de exterminio de Bernburg y su destino final
en la cámara de gas, un 23 de abril de 1942.
Su hija, Anita, fue
reclamada y recuperada por su abuela paterna, Leocadia Prestes, tras una
intensa campaña internacional que contó con la adhesión de Romain
Rolland, Dolores Ibarruri, André Malraux, Tina Modotti, Frida Kahlo,
Pablo Neruda, entre tantas personalidades; campaña que bien podría
considerarse como un antecedente brasileño de la de nuestras Madres y
Abuelas de Plaza de Mayo.
Antes de morir, Olga dejó una carta a Luiz
Carlos y a Anita: “He luchado por lo justo, por lo bueno y por lo mejor
del mundo. Quiero que me entiendan bien: prepararme para la muerte no
significa que me rinda, sino saber hacerle frente cuando llegue”.
Luiz Carlos Prestes estuvo en prisión nueve años, salió para seguir
luchando hasta su muerte, volvió a casarse y tuvo ocho hijos con María
Prestes, pero guardando para siempre el recuerdo de Olga, su primer
mujer, camarada y madre de su adorada Anita.
R.G.M.
"Nuestra Palabra" , Periódico del Partido Comunista C.E.
www.pcce.com.ar
"Es
precisamente por eso por lo que me esfuerzo para despedirme de ti
ahora, para no tener que hacerlo en las últimas horas y difícil. Después
de esta noche, quiero vivir en este futuro tan pronto como pueda. Desde
que me enteré, querida, como es la fuerza
de voluntad, sobre todo si emana de fuentes como la nuestra, es
inmensa. Lucho y luché, por lo justo, por lo bueno y lo mejor del mundo.
Te prometo que ahora, para decir adiós, hasta el último minuto no
tendrás nada de que avergonzarte de mí. Queridos, quiero que me
entiendan bien: que me prepare para la muerte no significa que me estoy
rindiendo, pero sabré cómo luchar contra ella cuando llegue. Pero, sin
embargo, todavía pueden pasar tantas cosas ...Hasta el último momento me
mantendré fuerte y sintiéndome como la vida. Ahora vayan a dormir para
ser más fuertes mañana.Besos. Olga " ...Fragmento de la carta que Olga
Benario Prestes, manda a su hija y esposo; antes de ser asesinada en la
cámara de gases.Fué designada guardaespaldas de Luis Carlos Preste por
la Internacional Comunista.
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