Como el mundo es redondo se aconseja no situarse a la izquierda de la izquierda, porque por esa pendiente el distraído, suele quedar de pronto a la derecha.Hay que escoger entre ser viento o ser veleta.
Armando Tejada Gómez - Poeta comunista

jueves, 27 de diciembre de 2012

“Democracia plena, profunda y comprometida, sin privilegios”



El discurso de la compañera Cristina, en la fiesta popular que protagonizó el pueblo argentino conmemorando el Día Universal de los Derechos Humanos y nuestros 29 años continuos de democracia, fue contundente en su caracterización del enemigo al que estamos confrontando. Hoy la defensa y profundización de la democracia se expresa en la batalla contra los privilegios del poder real y su entramado económico, político, judicial y mediático. A continuación destacamos algunos fragmentos del discurso.

El lugar de la corporación judicial


“Esta plaza está llena de jóvenes y, quizá, muchos no lo recuerden pero cuando fue derrocado Hipólito Yrigoyen por un golpe militar, la entonces Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró legítimo y legal los golpes militares. Ahí se inició la etapa más negra de la historia argentina, que se repetiría en 1955 y que volvería a repetirse un 24 de marzo de 1976, inaugurando -tal vez- la etapa más trágica de toda nuestra historia como Nación.”
“Él (Néstor) sabía que había que renovar profundamente ese poder que dictadura tras dictadura o gobierno tras gobierno seguía formando parte de algún sector que se cree privilegiado por sobre el resto de los ciudadanos o sobre el resto de los poderes. Por eso, tomó la decisión de proponer un método para la selección de los magistrados que estuviera sometido a la opinión pública.
Es importante que hoy todos juntos valoricemos esta democracia y demandemos también mayor profundización en la democratización de los tres poderes del Estado. Es necesario que la independencia no sea sólo del poder político, sino también del poder económico de las corporaciones.”
“La gente siente que hay sectores que se siguen conduciendo con una lógica de no respeto a la voluntad popular. Y no lo digo sólo por la Ley de Medios.(…) La gente está cansada de todo eso, quiere realmente una Justicia que sirva al pueblo, que sienta que allí están sus responsabilidades, que sea menos corporativa. Si no se tiene respeto a la voluntad del Parlamento donde está representada la esencia de la democracia, si no se respetan las leyes que legalmente emanan de allí, de qué democracia estamos hablando.”

El poder real al que confrontamos


“Quiero una democracia plena y profunda, comprometida, sin privilegios. Porque los sectores minoritarios, y estoy hablando de las minorías políticas, estoy hablando de ese poder económico minoritario, ultraminoritario y concentrado, que en una etapa se sirvió de los militares. Por eso tenemos solamente 29 años de democracia, porque vamos a decirlo con todas las letras: no eran golpes militares, eran golpes cívico-militares.”
“Él (Néstor) hablaba de que primero tenían los fierros, los fierros de los tanques, de las Fuerzas Armadas y cuando esto se acabó, tenían los fierros mediáticos. Yo me voy a permitir agregar que cuando a algunos les fallan los fierros mediáticos intentan construir fierros judiciales para poder tumbar a cualquier gobierno. Sé que hay alguien que anda diciendo por ahí de que con 4 fallos se cae el gobierno.”
“Si las convicciones son verdaderas, si son profundas, si responden a los intereses populares, tenemos que tener la inteligencia, la serenidad, la perseverancia y saber que vamos a tener y seguir teniendo, una y mil provocaciones. Es increíble leer y escuchar en algunos medios o en letras de molde que se regocijen cuando un juez de un país extraño quiere frustrar uno de los mayores logros que ha tenido, no mi gobierno ni el de Néstor, sino la Argentina. La deuda, que tuvimos que reestructurar no es mía ni de él, es de los 40 millones de argentinos.”

La continuidad de la lucha, la unidad popular y el Proyecto Nacional

“Estamos festejando la diversidad, la pluralidad, la democracia, con la certeza que en estas convicciones, que él no dejó en la puerta de la Casa de Gobierno, que también eran las convicciones de una generación diezmada y que fue la que debió haber ocupado ese lugar en la historia, son las convicciones que nos han hecho fuertes. Son las convicciones que permitieron finalmente que estas mujeres, que esperaron más de 20 años, tengan justicia. ¡Cómo no vamos a esperar nosotros unos días o unos meses si ellas esperaron por sus hijos años en demanda de justicia, de Memoria y de Verdad!.”
“Es la unidad popular, la unidad del pueblo, de los trabajadores, de los científicos, de los intelectuales, de los artistas, de los estudiantes, de los profesionales, de los agricultores, de los campesinos, de los productores, de los empresarios. Es esta unidad nacional imprescindible para seguir creciendo y seguir construyendo más democracia, más diversidad, más pluralidad, más derechos humanos, más derechos sociales, más Argentina, más Patria. Porque una vez más lo decimos: hemos vuelto a tener Patria, argentinos, algo que nos habían arrebatado y la hemos construido entre todos, con el esfuerzo de todos y de todas.”

viernes, 7 de diciembre de 2012

Muere Oscar Niemeyer, el arquitecto de la audacia y comunista hasta sus últimos días.




"La vida es más importante que la arquitectura", solía decir Oscar Niemeyer, quien falleció a los 104 años en Río de Janeiro, tras varias hospitalizacion
es por complicaciones debido a su estado de salud.
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Fue tal vez este apego al mundo lo que convirtió al arquitecto brasileño en un ser longevo y le permitió trabajar hasta casi el final en su pasión: los edificios de concreto con curvas libres de soportes, que sobresalen por su dinamismo y ligereza.
Niemeyer había nacido el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro. Fue junto con el urbanista Lucio Costa el diseñador de Brasilia, la moderna ciudad inaugurada en 1960.
De su tablero salieron el Congreso y los palacios Planalto (sede del Poder Ejecutivo), Alvorada (residencia oficial del presidente) e Itamaraty (Cancillería), además de la catedral.
Sus primeros encargos fueron, sin embargo, una iglesia y un casino a orillas del Lago de Pampulha, en Belo Horizonte. Las novedosas líneas de ese pequeño templo dedicado a San Francisco le dieron fama en todo el país. El casino fue transformado luego en un museo de arte contemporáneo.
"Este proyecto tuvo mucho éxito porque era distinto: una arquitectura más leve y suelta, cuya forma intentaba sorprender. Fue muy importante ese primer trabajo para mí", le dijo Niemeyer a BBC Mundo en una entrevista realizada en mayo de 2007.
clic En fotos: Niemeyer y las curvas del tiempo
De Nueva York a Argelia

El Congreso en la capital brasileña.
El arquitecto brasileño también sorprendió con sus creaciones en el resto del mundo.
Por ejemplo, trabajó con Le Corbusier en el edificio de Naciones Unidas en Nueva York, e ideó la sede del Partido Comunista en Francia, la Universidad de Constantino en Argelia y la casa matriz de la editorial Mondadori en Italia.
Varias de estas obras las materializó durante su exilio en Europa, luego de abandonar Brasil en 1966 tras ser perseguido por los militares que habían tomado el poder. Volvió a su país en los años 80 y le devolvió la alegría con construcciones como el Sambódromo de Río de Janeiro.
Niemeyer llegó a ser considerado uno de los padres de la arquitectura moderna y uno de los mayores exponentes de este arte en el siglo XX, pero su camino no fue nada fácil.
"Al principio me criticaron mucho -nos contó-, decían que lo mío era demasiado revolucionario, pero eso me impulsaba a hacer mi trabajo con más empeño. Siempre he hecho lo que me gustaba".
Sólo en 1988, a los 81 años, Niemeyer fue distinguido con el premio Pritzker, el más prestigioso en la arquitectura, por el diseño de la catedral de Brasilia. Fue un reconocimiento tardío por una obra temprana.
En la intimidad
En ocasión de la entrevista con BBC Mundo, Niemeyer nos recibió en su casa en Río de Janeiro, ubicada en el último piso de un edificio de diez plantas construido por él frente a la playa de Copacabana. Desde los balcones curvos se apreciaba una hermosa vista del mar y de los morros de la ciudad.
"Una vez un arquitecto amigo mío dijo algo bien cierto: que no hay arquitectura antigua y moderna, sino arquitectura buena y mala"
Oscar Niemeyer
El interior del apartamento era muy sencillo. Allí había varios tableros, planos por doquier, un escritorio flanqueado por una biblioteca y una sala de estar con una comodísima silla para reposar diseñada por Niemeyer.
En un sector, paredes en zig-zag donde el arquitecto había dibujado mujeres desnudas trazaban la separación entre un ámbito y otro. "Siempre me han atraído las curvas de los morros, los ríos y los cuerpos femeninos", le confesó a BBC Mundo en la intimidad de su casa.
Esas formas fueron, precisamente, su fuente de inspiración.
A pesar del deterioro de su salud, Niemeyer nunca dejó de trabajar con pasión, ayudado en su apartamento por un grupo de arquitectos.
En los últimos años se dedicó a diversos proyectos en Brasil, un museo en España y otro en Italia, en medio de un sinnúmero de homenajes a su persona.
Además incursionó en la canción: estando enfermo en una cama de hospital, le puso letra y poesía a una samba de los músicos Edu Krieger y Caio Almeida. El título, "Tranquilo con la vida", reflejaba su incansable optimismo.
Los pobres y la izquierda

El Museo de Arte Contemporáneo en Niteroi, cerca de Río de Janeiro, es un ejemplo de su amor por las curvas.
Niemeyer siempre fue un idealista. En su juventud militó en el Partido Comunista de Brasil, que llegó a presidir entre 1992 y 1996, y nunca claudicó en su defensa de los pobres y de los gobiernos de izquierda en Brasil y en el resto de América Latina.
En las últimas elecciones brasileñas apoyó abiertamente a la candidata del Partido de los Trabajadores, la actual presidenta Dilma Roussef.
"El papel del arquitecto es luchar por un mundo mejor, donde se pueda hacer una arquitectura que sirva a todos y no sólo a un grupo de hombres privilegiados", nos aseguró.
¿Pero, entonces, por qué él nunca hizo obras para los más necesitados?
"La arquitectura evolucionó a partir del progreso técnico. Pero en el aspecto social es mala, porque nuestro trabajo es para los gobiernos y los hombres ricos. El pobre no participa en nada", admitió.
"La arquitectura está ligada al régimen capitalista y eso va a continuar así, lo cual es pésimo".
Brasilia: ¿arrepentido?

Niemeyer fue uno de los arquitectos encargados de la construcción de la sede de la ONU en Nueva York.
Niemeyer lamentaba que Brasilia haya terminado dividida entre pobres y ricos, y que las favelas ocuparan más lugar que la ciudad proyectada originalmente.
"Construí Brasilia con tanto empeño y entusiasmo. Era algo diferente (...) Hay quienes dicen que, mirando hacia atrás, volverían a hacer todo lo que hicieron. Yo creo que no, que cada día es diferente".
Para él, las ciudades debían tener una densidad demográfica limitada y a su alrededor contar siempre con un cinturón verde.
Cuando le preguntaban qué pensaba de la arquitectura contemporánea, Niemeyer prefería no opinar.
En cambio, recordaba un frase que había quedado cimentada en su memoria: "Una vez un arquitecto amigo mío dijo algo bien cierto: que no hay arquitectura antigua y moderna, sino arquitectura buena y mala".
Concreto audaz
Para él, lo que marcaba la diferencia entre un proyecto bueno y malo era la invención, el probar algo diferente: "Cuando la arquitectura no busca esto, queda reducida a una escala menor. Si quiere tener el rango de obra de arte, debe ser audaz".

Un escritorio en el que trabajaba en su casa en Río.
Con esta consigna, Niemeyer exploró la versatilidad del concreto armado, el material que le permitió hacer realidad sus fantasías onduladas y alejarse de la estricta línea recta hecha por el hombre, que confesaba odiar.
"Me gusta trabajar con las curvas porque aceptan más invención y sensibilidad", le dijo a BBC Mundo.
Le resultaba difícil saber si en el futuro habría algo mejor que el concreto para crear "sueños" arquitectónicos más allá de las clásicas estructuras rectilíneas: "Hasta ahora no hay nada que nos deje hacer lo que este material admite".
La fortaleza de ese elemento tan apreciado por Niemeyer contrastaba, en el tramo final de su vida, con la fragilidad de su salud. Diversos achaques lo obligaron a frecuentes estadías en el hospital y a someterse a varias cirugías.
Su puño tenía últimamente el temblor de los años, pero no importaba, porque ya había dejado un legado firme: verdaderos "santuarios" de la arquitectura.