Como el mundo es redondo se aconseja no situarse a la izquierda de la izquierda, porque por esa pendiente el distraído, suele quedar de pronto a la derecha.Hay que escoger entre ser viento o ser veleta.
Armando Tejada Gómez - Poeta comunista

jueves, 30 de mayo de 2013

RESEÑA DEL CORDOBAZO por Agustín Tosco


13 de Julio de 1969
ELECTRUM Nº 226

La instauración del Estado de Sitio; la intervención a sindicatos; la prisión a disposición del Poder Ejecutivo de cientos y cientos de personas; el injusto castigo de ira disciplinaria, disponiendo la cesantía de numerosos trabajadores, constituyeron una realidad insospechada para nosotros y para el pueblo.
Sin embargo el régimen que se arrogó, sin ningún tipo de mandato, la representación popular; el régimen que usurpó el poder, en lugar de resolver siquiera, los más mínimos problemas del país, instrumentó una política reaccionaria al servicio de los intereses oligárquicos y antinacionales y en contra de todo lo que los argentinos quieren.
Nosotros hemos visto y vivido lo que sucedió en Córdoba. Hemos visto a miles y miles de hombres, mujeres y jóvenes que, sin temer salieron a la calle a gritar su vibrante protesta. Hemos visto verdaderas mareas humanas que reclamaban justicia, libertad y democracia, los hemos visto actuar con valor, decisión y firmeza incomparables... ¿Qué exigía ese Pueblo en lucha?. Exigía respeto a su soberana voluntad; exigía la normalización institucional, para que el Gobierno fuera elegido por decisión de la mayoría de la población, sin persecuciones para con las ideas y doctrinas de ningún argentino. Exigía que se aumentaran los salarios en un 40 %, que era lo que había crecido el costo de la vida. Exigía el respeto al derecho de asociación, reunión y libre expresión. Exigía la defensa del patrimonio nacional, absorbido, cada vez más, por los monopolios extranjeros. Exigía la creación de nuevas fuentes de trabajo, para eliminar la desocupación que trae miseria y desesperación a los hogares. Exigía la reincorporación de los cesantes y el levantamiento de las sanciones por haber hecho uso del derecho constitucional de huelga. Exigía la anulación de la política de racionalización en las empresas del Estado y del desconocimiento de derechos contractuales de las empresas privadas. Exigía una Universidad abierta a las posibilidades de los hijos de los trabajadores y consustanciada con los intereses del país. Exigía la eliminación de las quitas zonales, que reducen las remuneraciones de los obreros por el sólo hecho de vivir en el interior del país. Exigía la restitución del sábado inglés, que disminuyó los salarios en más del 9 % y aumentó la jornada laboral.. Todas estas cosas y muchas más, exigía el pueblo, cansado de peticionar ante los sordos oídos del Gobierno. Cansado de que se prohibieran y disolvieran violentamente sus actos y manifestaciones. Cansado de ser atropellado y escarnecido. Ya el 16 de mayo en Córdoba se cumplió un extraordinario paro general de 24 horas. El 29 y 30 de Mayo se cumplirían otro paro general de 37 horas, con actos públicos, en demanda de soluciones.
Antes de la media hora de marcha, desde las fábricas a la ciudad, las fuerzas represivas ya habían asesinado a un compañero de Mecánicos, y comenzaron a atacar a los trabajadores y estudiantes con saña digna de invasores bárbaros.
Toda la responsabilidad de lo ocurrido cae, inexorablemente, sobre las fuerzas de represión y los Gobiernos Provincial y Nacional, que lo ordenaron. De nada puede culparse al pueblo que salió a defender sus derechos y los defendió con sus tres armas fundamentales: la razón, la verdad y la justicia.
Una de las consecuencias de la represión de la Dictadura, son los trece prisioneros de Rawson; los 11 de Neuquen y los 7 de Córdoba. Todos juzgados y condenados por Consejos de Guerra, en forma injusta y arbitraria, sin una posibilidad adecuada de defensa.
Si bien estamos muy lejos de Córdoba, no podemos sentirnos menos que orgullosos de todos los compañeros de Trelew y Rawson. La inmediata constitución de una Comisión de Solidaridad que visitó la cárcel, en misión fraternal, e hizo llegar importantes provisiones a nuestros presos y que trabaja infatigablemente para solucionar todos los problemas que padecen y que los visita todos los días Domingos, ha demostrado que la unidad, el compañerismo y la solidaridad son virtudes imprescindibles de la clase trabajadora. Por más que existan dirigentes claudicantes, conciliadores y participacionistas.
Cárcel de Rawson
13/julio/1969

sábado, 18 de mayo de 2013

Partido Comunista Congreso Extraordinario: La construcción del Partido Marxista Leninista

La construcción del Partido Leninista

Por Jorge Pereyra, Secretario General del PCCE

En esta edición-homenaje, decidimos publicar un fragmento de un artículo elaborado por Jorge en diciembre de 2009, cuyo título original es El rol de los comunistas en la construcción de la unidad popular. Allí encontramos los fundamentos principales de la existencia del PCCE y los ejes esenciales para la teoría y el desarrollo de un partido marxista leninista en la Argentina.

Desde la fundación del PCCE en el año 1996 nuestra militancia fue recorriendo un camino no sencillo plagado de dificultades de diverso género. Fuimos afirmando nuestras convicciones ideológicas y una línea política, lo que produjo un proceso de autodepuración y simultáneamente de crecimiento entre las nuevas generaciones fruto de la coherencia y de una fuerte voluntad política.
Durante todos estos años hemos realizado grandes esfuerzos buscando distintas formas de participación en un complejo proceso de debate, de disputa, y atentos a las sucesivas crisis y desgranamientos que se vienen produciendo desde hace más de quince años en el PC de Argentina, que lo ha llevado a ser prácticamente una fuerza sin presencia, sin una incidencia objetiva en los acontecimientos políticos nacionales y que ha quedado en cierta manera ubicado como una especie de vitrina desde la cual actúa un núcleo de cuadros, con una presencia internacional y ciertas apariciones nacionales, pero ajenas a toda construcción política seria y a toda presencia política en los grandes acontecimientos que estamos atravesando. Esa crisis se ha profundizado.
Nos encontramos con una concepción oportunista, que se fue moviendo y oscilando de posiciones de derecha a posiciones de izquierda sectaria, con concesiones permanentes al trotskismo. Ante ello, en un proceso fue predominando naturalmente la confusión ideológica y política y el desánimo en los militantes del PCA. Este hecho llevó a que una gran mayoría se hayan retirado, refugiado en los movimientos sociales fundamentalmente, y otros hayan pasado a buscar en nuestro Partido un ámbito donde poder desarrollar su verdadero pensamiento en defensa del marxismo leninismo y del frentismo de liberación.

Un hito trascendental

Hay un momento, vale la pena remitirse a él, que ha sido el XVI Congreso (1986): un hecho muy trascendente de la vida partidaria, que tuvo una repercusión importante en otros sectores revolucionarios de la Argentina.
Fundamentalmente por su valiente actitud de asumir autocríticamente errores cometidos durante distintos momentos de nuestro devenir histórico, y al mismo tiempo, con el espíritu de realizar un rescate de las mejores tradiciones revolucionarias de nuestro Partido. Rescate de la necesidad de la plena vigencia de un Partido Comunista marxista leninista, que defienda la línea del frentismo de liberación nacional y social, con vocación de Poder, que era una de las carencias principales que definía la forma de actuar de nuestro Partido. De no construcción efectiva del frentismo de liberación y de no búsqueda efectiva de la construcción de una vanguardia, que nosotros considerábamos compartida o colectiva.
En el XVI Congreso pensábamos, y estábamos convencidos de que hay otras fuerzas revolucionarias, sobre todo que provienen del peronismo, de las masas peronistas, del nacionalismo popular revolucionario, que indudablemente son un componente ineludible del frentismo de liberación y también de la construcción de una fuerza política de vanguardia donde los comunistas, nuestro Partido, aspira desde su ideología jugar una papel trascendente pero no exclusivo.

Por qué Partido Comunista Congreso Extraordinario

Nuestra actitud de defender posiciones rescatando los principios ideológicos, la identidad y la línea, los contenidos principales del XVI Congreso, llevaron naturalmente, a que fuéramos intervenidos, apartados del Partido. Esa fue la causa que nos obligó a constituir el PCCE en estos años. Nos encontramos con que nuestra presencia política con la línea del XVI Congreso, la línea de la unidad, fundamentalmente con las masas peronistas, con la actitud hacia el gobierno nacional, con Néstor Kirchner primero y Cristina después, y con nuestra presencia en las calles y en la construcción en el territorio, nos fue dando una característica muy particular. Fuimos teniendo un crecimiento objetivo, en particular en la Provincia de Buenos Aires. Después la incorporación de sectores de otras organizaciones sociales y políticas y en particular de comunistas que volvían a encontrar en el Partido la referencia para llevar adelante su ideología, que siempre la mantuvieron desde el punto de vista marxista leninista, y para llevar adelante la línea del frentismo de liberación.
Lo cierto es que durante el conflicto por la 125 los comunistas tuvimos los reflejos políticos para actuar instantáneamente, estar en la Plaza de Mayo aquel 25 de marzo de 2008, en momentos en que la derecha intentaba forzar la renuncia a Cristina. Desde ese primer momento, nos fuimos ganando un respeto de otras fuerzas políticas y sociales y de otros militantes que empezaron a ver a los comunistas del Congreso Extraordinario como una fuerza coherente. Como una fuerza que desde un primer momento defendió la gobernabilidad, cada conquista que se venía logrando y que al mismo tiempo reivindicaba la necesidad de profundizar la redistribución de la riqueza, para lo cual era y es necesario la construcción de una fuerza política frentista con base social que pueda efectivizar y garantizar un proceso profundo de cambios y al mismo tiempo tener la capacidad para defenderlos.

El Partido que necesitamos

El vínculo con miles de nuevos trabajadores, que por un motivo u otros se encuentran cercanos o dentro de las filas del Partido, nos permite realmente afirmar nuestra coherencia no sólo en el plano ideológico sino también en la concepción de la construcción de un Partido que básicamente arranque de la clase, de los sectores trabajadores, de los obreros, de los asalariados como parte principal; y de la joven generación en su conjunto, la estudiantil y la trabajadora que ha sido una especie de marca, de perfil que adquirieron los comunistas del Congreso Extraordinario. El PCCE, de ser en los primeros momentos de los ’90 un grupo de comunistas que nos llamaban los de “las cabezas blancas”, pasó a ser un Partido esencialmente joven.
Los jóvenes van a ser garantía de la continuidad, de la dinámica, del espíritu creativo con la cual nosotros pensamos aplicar el marxismo leninismo en la Argentina. O sea, un Partido con principios, conociendo y recogiendo lo mejor de su historia y haciéndose cargo de su historia. Un Partido que tenga una identidad bien definida, y al mismo tiempo, que se adecue a las nuevas realidades históricas, a las nuevas realidades culturales, costumbres, hábitos. Un Partido en cierta manera moderno, que se pueda incorporar al proceso revolucionario en América Latina, en las mejores condiciones.
Se trata de construir un Partido de esas características e ir pensando en un período no lejano, en la realización de un Congreso constitutivo que le de forma orgánica y estatutaria acorde con los atributos que requiere un partido revolucionario.
Ello nos va permitir no cejar en la lucha por la unidad, en la lucha por el frentismo de liberación, ni cejar en la unidad de los revolucionarios. Si temor a equivocarnos, podemos afirmar que el PCCE es, en este momento, el continuador de las mejores tradiciones de los comunistas de la Argentina.