La construcción del Partido Leninista
Por Jorge Pereyra, Secretario General del PCCE
En esta edición-homenaje, decidimos publicar un fragmento de un artículo elaborado por Jorge en diciembre de 2009, cuyo título original es El rol de los comunistas en la construcción de la unidad popular. Allí encontramos los fundamentos principales de la existencia del PCCE y los ejes esenciales para la teoría y el desarrollo de un partido marxista leninista en la Argentina.
Desde la fundación del PCCE en el año 1996 nuestra militancia fue recorriendo un camino no sencillo plagado de dificultades de diverso género. Fuimos afirmando nuestras convicciones ideológicas y una línea política, lo que produjo un proceso de autodepuración y simultáneamente de crecimiento entre las nuevas generaciones fruto de la coherencia y de una fuerte voluntad política.
Durante todos estos años hemos realizado grandes esfuerzos buscando distintas formas de participación en un complejo proceso de debate, de disputa, y atentos a las sucesivas crisis y desgranamientos que se vienen produciendo desde hace más de quince años en el PC de Argentina, que lo ha llevado a ser prácticamente una fuerza sin presencia, sin una incidencia objetiva en los acontecimientos políticos nacionales y que ha quedado en cierta manera ubicado como una especie de vitrina desde la cual actúa un núcleo de cuadros, con una presencia internacional y ciertas apariciones nacionales, pero ajenas a toda construcción política seria y a toda presencia política en los grandes acontecimientos que estamos atravesando. Esa crisis se ha profundizado.
Nos encontramos con una concepción oportunista, que se fue moviendo y oscilando de posiciones de derecha a posiciones de izquierda sectaria, con concesiones permanentes al trotskismo. Ante ello, en un proceso fue predominando naturalmente la confusión ideológica y política y el desánimo en los militantes del PCA. Este hecho llevó a que una gran mayoría se hayan retirado, refugiado en los movimientos sociales fundamentalmente, y otros hayan pasado a buscar en nuestro Partido un ámbito donde poder desarrollar su verdadero pensamiento en defensa del marxismo leninismo y del frentismo de liberación.
Un hito trascendental
Hay un momento, vale la pena remitirse a él, que ha sido el XVI Congreso (1986): un hecho muy trascendente de la vida partidaria, que tuvo una repercusión importante en otros sectores revolucionarios de la Argentina.
Fundamentalmente por su valiente actitud de asumir autocríticamente errores cometidos durante distintos momentos de nuestro devenir histórico, y al mismo tiempo, con el espíritu de realizar un rescate de las mejores tradiciones revolucionarias de nuestro Partido. Rescate de la necesidad de la plena vigencia de un Partido Comunista marxista leninista, que defienda la línea del frentismo de liberación nacional y social, con vocación de Poder, que era una de las carencias principales que definía la forma de actuar de nuestro Partido. De no construcción efectiva del frentismo de liberación y de no búsqueda efectiva de la construcción de una vanguardia, que nosotros considerábamos compartida o colectiva.
En el XVI Congreso pensábamos, y estábamos convencidos de que hay otras fuerzas revolucionarias, sobre todo que provienen del peronismo, de las masas peronistas, del nacionalismo popular revolucionario, que indudablemente son un componente ineludible del frentismo de liberación y también de la construcción de una fuerza política de vanguardia donde los comunistas, nuestro Partido, aspira desde su ideología jugar una papel trascendente pero no exclusivo.
Por qué Partido Comunista Congreso Extraordinario
Nuestra actitud de defender posiciones rescatando los principios ideológicos, la identidad y la línea, los contenidos principales del XVI Congreso, llevaron naturalmente, a que fuéramos intervenidos, apartados del Partido. Esa fue la causa que nos obligó a constituir el PCCE en estos años. Nos encontramos con que nuestra presencia política con la línea del XVI Congreso, la línea de la unidad, fundamentalmente con las masas peronistas, con la actitud hacia el gobierno nacional, con Néstor Kirchner primero y Cristina después, y con nuestra presencia en las calles y en la construcción en el territorio, nos fue dando una característica muy particular. Fuimos teniendo un crecimiento objetivo, en particular en la Provincia de Buenos Aires. Después la incorporación de sectores de otras organizaciones sociales y políticas y en particular de comunistas que volvían a encontrar en el Partido la referencia para llevar adelante su ideología, que siempre la mantuvieron desde el punto de vista marxista leninista, y para llevar adelante la línea del frentismo de liberación.
Lo cierto es que durante el conflicto por la 125 los comunistas tuvimos los reflejos políticos para actuar instantáneamente, estar en la Plaza de Mayo aquel 25 de marzo de 2008, en momentos en que la derecha intentaba forzar la renuncia a Cristina. Desde ese primer momento, nos fuimos ganando un respeto de otras fuerzas políticas y sociales y de otros militantes que empezaron a ver a los comunistas del Congreso Extraordinario como una fuerza coherente. Como una fuerza que desde un primer momento defendió la gobernabilidad, cada conquista que se venía logrando y que al mismo tiempo reivindicaba la necesidad de profundizar la redistribución de la riqueza, para lo cual era y es necesario la construcción de una fuerza política frentista con base social que pueda efectivizar y garantizar un proceso profundo de cambios y al mismo tiempo tener la capacidad para defenderlos.
El Partido que necesitamos
El vínculo con miles de nuevos trabajadores, que por un motivo u otros se encuentran cercanos o dentro de las filas del Partido, nos permite realmente afirmar nuestra coherencia no sólo en el plano ideológico sino también en la concepción de la construcción de un Partido que básicamente arranque de la clase, de los sectores trabajadores, de los obreros, de los asalariados como parte principal; y de la joven generación en su conjunto, la estudiantil y la trabajadora que ha sido una especie de marca, de perfil que adquirieron los comunistas del Congreso Extraordinario. El PCCE, de ser en los primeros momentos de los ’90 un grupo de comunistas que nos llamaban los de “las cabezas blancas”, pasó a ser un Partido esencialmente joven.
Los jóvenes van a ser garantía de la continuidad, de la dinámica, del espíritu creativo con la cual nosotros pensamos aplicar el marxismo leninismo en la Argentina. O sea, un Partido con principios, conociendo y recogiendo lo mejor de su historia y haciéndose cargo de su historia. Un Partido que tenga una identidad bien definida, y al mismo tiempo, que se adecue a las nuevas realidades históricas, a las nuevas realidades culturales, costumbres, hábitos. Un Partido en cierta manera moderno, que se pueda incorporar al proceso revolucionario en América Latina, en las mejores condiciones.
Se trata de construir un Partido de esas características e ir pensando en un período no lejano, en la realización de un Congreso constitutivo que le de forma orgánica y estatutaria acorde con los atributos que requiere un partido revolucionario.
Ello nos va permitir no cejar en la lucha por la unidad, en la lucha por el frentismo de liberación, ni cejar en la unidad de los revolucionarios. Si temor a equivocarnos, podemos afirmar que el PCCE es, en este momento, el continuador de las mejores tradiciones de los comunistas de la Argentina.
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