Como el mundo es redondo se aconseja no situarse a la izquierda de la izquierda, porque por esa pendiente el distraído, suele quedar de pronto a la derecha.Hay que escoger entre ser viento o ser veleta.
Armando Tejada Gómez - Poeta comunista

martes, 29 de septiembre de 2015

ARGENTINA JUNTO A CUBA


Una política de Estado

Nunca como hoy, desde el triunfo de la Revolución hace ya 56 años, existió un vínculo político tan fraternal, sólido y permanente entre los gobiernos de Cuba y la República Argentina. Sin intermediarios, Cristina preservó personalmente la relación bilateral de las espinas que cuidadosamente sembró el enemigo, en particular tras el inolvidable discurso del compañero Fidel en las escalinatas de la Facultad de Derecho el 26 de mayo de 2003. En esencia, Cristina supo interpretar el sentir mayoritario de nuestro pueblo, de amistad y respeto hacia Cuba Socialista, y supo enmendar la vergonzante posición de nuestro país hacia la Isla durante los años ’90. “Siempre para mí es un placer inmenso estar aquí, en esta tierra que es un ejemplo de heroísmo, de coraje y de convicciones”. Estas palabras de la Presidenta a su arribo a Cuba explican por sí mismas el porqué de los lazos que unen a ambos pueblos y gobiernos.
Cristina viajó invitada por el compañero Raúl Castro para presenciar la misa celebrada por Francisco I en la Plaza de la Revolución José Martí. Allí el Papa destacó el rol de Cuba en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto armado en Colombia, cuestión de enorme relevancia para la paz y estabilidad de toda América Latina. La visita papal consolidó el camino iniciado (en el marco del proceso de normalización de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos) para poner fin al bloqueo criminal contra la Isla. En sus diferentes homilías, el Jefe del Estado Vaticano profundizó su análisis frente a las dramáticas consecuencias económicas, sociales y culturales derivadas del neoliberalismo o “imperio del Dios dinero”. La reacción del enemigo fue airada, buscaban crear un escenario que les permitiera conspirar nuevamente contra la Revolución. “Bergoglio no es Wojtyla” (por Juan Pablo II) fueron algunas de sus expresiones más suaves.
Al recibirlo en el Aeropuerto Internacional de La Habana, el compañero Raúl contextualizó el momento político en que se produce la visita del Sumo Pontífice: “Los pueblos de la América Latina y el Caribe se han propuesto avanzar hacia su integración, en defensa de la independencia, la soberanía sobre los recursos naturales y la justicia social (…) Gobiernos legítimamente constituidos que trabajan por un futuro mejor, se enfrentan a numerosos intentos de desestabilización.” No es cualquier circunstancia: los yanquis procuran por todos los medios revertir la tendencia progresista en el continente, golpean simultáneamente y buscan en el ataque cada día más espeso contra Brasil desencadenar un efecto escalonado en el mapa regional. Disparan contra Dilma, antes fue contra Ecuador, sostienen la presión sobre Venezuela, promueven intrigas golpistas en Chile, buscan entorpecer la posibilidad de un nuevo mandato de Evo en Bolivia, desembarcan marines en Perú, quisieron meter la cola (a través de la OEA) en la frontera colombo-venezolana, etc., etc.
En la Argentina, a tan sólo un mes de las elecciones generales, la derecha subsidiaria de la Embajada apostó y apuesta a generar un clima de deslegitimación del voto popular embarrándolo todo con la palabra fraude. Si hubiera prosperado lo de Tucumán se abría un escenario objetivamente incierto. La contundente victoria del FpV en el Chaco desflecó aún más los planes del establishment de cara a octubre; de todas formas, la subestimación es mala consejera. Como advirtió Cristina recientemente, le temen a la voluntad soberana del pueblo, por eso nos quieren retrotraer a una etapa predemocrática. ¿Es torpeza? ¿Desesperación? ¿Impotencia? Es todo junto y al mismo tiempo.
Ingresamos en la recta final y no podemos distraernos del objetivo principal, que es que la fórmula Scioli-Zannini triunfe en primera vuelta el próximo 25 de octubre. A partir de ahí, redoblar los esfuerzos para defender, consolidar y profundizar cada conquista, cada política de Estado. Por ejemplo la que define que el Presupuesto 2016 destine 1 billón de pesos a inversión social; la que nos hermanó irreversiblemente a la Revolución Cubana, símbolo de lucha absuelto por la historia.
Este es el proyecto que conduce Cristina. Los comunistas no nos corremos ni un milímetro.
 
 

No hay comentarios.: