Como el mundo es redondo se aconseja no situarse a la izquierda de la izquierda, porque por esa pendiente el distraído, suele quedar de pronto a la derecha.Hay que escoger entre ser viento o ser veleta.
Armando Tejada Gómez - Poeta comunista

martes, 27 de enero de 2015

El dolor de los sobrevivientes de Auschwitz no tiene fin 70 años después


Cuando el ejército soviético entró en Auschwitz, hace hoy exactamente 70 años, hallando pilas de cadáveres y prisioneros moribundos, un soldado tomó en brazos a una pequeña y hambrienta niña de 11 años y la meció con ternura, con lágrimas en los ojos.
Esa niña, Paula Lebovics, que hoy tiene 81 años, no sabe quién era ese soldado pero sigue sintiendo una enorme gratitud hacia él y los demás militares soviéticos que liberaron el campo de concentración el 27 de enero de 1945, marcando un momento clave de la historia.
Cerca de cien sobrevivientes de campos de concentración nazis hicieron este martes una ofrenda floral y encendieron velas en el muro de la muerte de Auschwitz, donde honraron la memoria de sus familiares y compañeros fallecidos.
Entre 1940 y 1945, cerca de 1.1 millones de personas murieron en este campo, la gran mayoría judíos.
Estuvieron acompañados del presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, ya que el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau se ubica en el pueblo polaco de Oswiecim, a unos 45 kilómetros de Cracovia.
La comitiva accedió al campo a través de la puerta donde figura la famosa inscripción “Arbeit macht frei” (“El trabajo libera”) y caminaron en silencio hasta llegar al bloque 11 y al muro de la muerte.
Algunos de los ex prisioneros, polacos en su mayoría, portaban las pañoletas de rayas blancas y azules, y varios vestían el uniforme rayado que las autoridades nazis entregaban a los presos al acceder al campo.
Cuando los soldados del Ejército Rojo ruso liberaron Auschwitz el 27 de enero de 1945, encontraron allí a unos 7 000 prisioneros, muchos de ellos niños.
La milicia paramilitar de las SS nazis había dejado a esas personas allí por estar enfermas y totalmente debilitadas como para sumarse a la marcha en dirección oeste a la que había obligado unos días antes a unos 56 000 prisioneros de Auschwitz y los establecimientos anexos.
Las cámaras de gas y los crematorios habían sido antes destruidos para que no quedaran huellas de los crímenes cometidos por los alemanes.
Pero los liberadores encontraron no solamente a sobrevivientes que podían contar el infierno que habían vivido, sino también los cadáveres de los detenidos asesinados poco antes de que huyeran las SS, las cenizas de los muertos en las ruinas, y los almacenes con las pertenencias de las víctimas: unos 350 000 trajes de hombre, más de 800 000 vestidos de mujer, decenas de miles de pares de zapatos.
Todo ello, junto con las listas de la administración del campo, con los números de los presos, les dieron una idea bastante clara del alcance de la masacre que se había cometido.
Nunca se sabrá exactamente cuántas personas murieron en Auschwitz-Birkenau, el mayor campo de exterminio alemán. Miles fueron enviados a las cámaras de gas inmediatamente después de bajar de los trenes en los que los habían deportado, sin siquiera ser registrados con un número.
Lo que se sabe es que al menos 1,1 millones de personas fueron gaseadas, golpeadas hasta la muerte, fusiladas o murieron por enfermedades o de hambre en Auschwitz. El número real de víctimas podría ser bastante más elevado.

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