¡Ahora a luchar!
Sólo una semana transcurrió desde la asunción de Mauricio Macri al frente del Ejecutivo nacional. Obligado a avanzar sin dilaciones por aquellos factores de poder que lo encumbraron, el nuevo gobierno se dispone a cortar de cuajo el proceso de inclusión social y redistribución de la riqueza iniciado por Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003. La Nación que se irguió tras 12 años de enormes sacrificios pretende ser destruida en cuestión de horas, con millones de compatriotas empujados nuevamente al pozo del neoliberalismo. Pero el resultado electoral del 22 de noviembre (que mostró a un país partido en dos mitades) no fue el que esperaban y más contundente aún fue la histórica Plaza del 9 de diciembre con cientos de miles en las calles movilizados para escuchar a Cristina. Hay un pueblo dispuesto a luchar, a defender lo conquistado, a resistir los embates que se vienen. El enemigo es conciente de esto y por eso avanza con determinación.
Desde el 10 de diciembre el gabinete gerencial de Cambiemos ya anunció la quita total de retenciones a la exportación de carne, trigo y maíz, y de un 5% a la soja. El Estado nacional dejará de percibir 2000 millones de dólares al año. A la escalada inflacionaria del último mes (motivada por las expectativas devaluatorias) se sumarán nuevos aumentos en estos productos y sus derivados, que llegarán al mercado interno a precio dólar. De todas formas, como dijo el jefe de la Rural, no hay que preocuparse, “el lomo es para los enfermos”. Este chascarrillo vino acompañado de la confirmación del gradual desmantelamiento del programa Precios Cuidados.
El mismo día, Macri anunció ante la UIA la quita de retenciones a las manufacturas industriales (con un costo fiscal de 9000 millones de pesos), una drástica reducción de las barreras arancelarias a los productos importados (de las 19 mil actuales, sólo 1000 serán licencias no automáticas) y la eliminación del régimen de información de precios, producción y rentabilidad de las empresas. En primera fila aplaudían rabiosos los CEOs de Techint, Arcor y Bridas, entre otros. El problema será para las Pymes y los millones de trabajadores que emplean: la apertura neoliberal de la economía va a llevarse puesta a la principal fuente laboral de la última década. Por otro lado, ya adelantaron la intención de discutir paritarias por productividad (una flexibilización encubierta) para que aquellos que conserven su trabajo.
Sin mediar una pausa, el flamante Secretario de Energía (ex Shell Juan José Aranguren) anunció una quita de subsidios a partir del 1 de enero. Las tarifas de luz aumentarán entre un 250 y un 400% y las de gas un 100%. No sólo afectarán el poder adquisitivo del salario sino que modificarán las condiciones productivas de miles de industrias, lo que pondrá en riesgo a por lo menos 1 millón de puestos de trabajo. Sin embargo, el plato fuerte llegó el miércoles 16 de diciembre con el anuncio de la liberalización del mercado cambiario (el Estado se corre) y una megadevaluación inicial del 50% de nuestra moneda, lo que constituye una enorme transferencia de recursos hacia los sectores exportadores y financieros. En la previa, el BCRA había disparado las tasas de interés hasta un 40%, situación que agudizará aún más el cóctel recesivo al encarecer sensiblemente el crédito.
Para “abrir el cepo” y devaluar reiniciaron el mismo ciclo de endeudamiento externo que hace tan sólo 12 años nos sumergió en la crisis política, económica y social más honda de nuestra historia. JP Morgan, Goldman Sachs, HSBC, Citibank y la Deutsche Bank aportarán la friolera de 10 mil millones de dólares, y son los que van a fijar el precio del dólar. Los demás condicionamientos son los que venimos enumerando desde el inicio de este editorial.
Hay más. En nombre de “las instituciones y los valores republicanos” Macri designó por decreto y en comisión a dos ministros de la Corte Suprema de Justicia, evadiendo los necesarios dos tercios del Senado que no puede reunir. No hay antecedentes de un movimiento similar en la historia democrática de nuestro país. Uno de los jueces es el titular del estudio de abogados que defiende al Grupo Clarín en la disputa por la aplicación (6 años después) de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “El presidente no puede ser limitado por una ley”, dijo sin sonrojarse el flamante ministro Oscar Aguad al anunciar que van por la derogación de la ley antimonopólica. Esto explica el traslado (para su disolución de hecho) de las autoridades de aplicación Afsca y Aftic a la órbita del Ministerio de Comunicación. Los mismos sentimientos “democráticos” orientan al Presidente en su intento por voltear a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, cuyo mandato es vitalicio.
Sólo cinco días hábiles trascurrieron desde la asunción del nuevo gobierno y el inicio de la “revolución de la alegría”. Como lo advirtió Cristina ante cientos de miles de compatriotas,“el lugar natural del militante es junto al pueblo”. En las calles, con inteligencia y sin prestarnos al juego de las provocaciones, vamos a resistir cada una de las medidas que buscan reinstalar en nuestro país el infierno de la deuda, el hambre y la represión.
A ello nos convoca Cristina, líder de nuestro pueblo y conductora del frente nacional, popular y democrático, que más que nunca debemos preservar, consolidar y ampliar con sentido patriótico y antimperialista. ¡Ahora, a luchar!
Desde el 10 de diciembre el gabinete gerencial de Cambiemos ya anunció la quita total de retenciones a la exportación de carne, trigo y maíz, y de un 5% a la soja. El Estado nacional dejará de percibir 2000 millones de dólares al año. A la escalada inflacionaria del último mes (motivada por las expectativas devaluatorias) se sumarán nuevos aumentos en estos productos y sus derivados, que llegarán al mercado interno a precio dólar. De todas formas, como dijo el jefe de la Rural, no hay que preocuparse, “el lomo es para los enfermos”. Este chascarrillo vino acompañado de la confirmación del gradual desmantelamiento del programa Precios Cuidados.
El mismo día, Macri anunció ante la UIA la quita de retenciones a las manufacturas industriales (con un costo fiscal de 9000 millones de pesos), una drástica reducción de las barreras arancelarias a los productos importados (de las 19 mil actuales, sólo 1000 serán licencias no automáticas) y la eliminación del régimen de información de precios, producción y rentabilidad de las empresas. En primera fila aplaudían rabiosos los CEOs de Techint, Arcor y Bridas, entre otros. El problema será para las Pymes y los millones de trabajadores que emplean: la apertura neoliberal de la economía va a llevarse puesta a la principal fuente laboral de la última década. Por otro lado, ya adelantaron la intención de discutir paritarias por productividad (una flexibilización encubierta) para que aquellos que conserven su trabajo.
Sin mediar una pausa, el flamante Secretario de Energía (ex Shell Juan José Aranguren) anunció una quita de subsidios a partir del 1 de enero. Las tarifas de luz aumentarán entre un 250 y un 400% y las de gas un 100%. No sólo afectarán el poder adquisitivo del salario sino que modificarán las condiciones productivas de miles de industrias, lo que pondrá en riesgo a por lo menos 1 millón de puestos de trabajo. Sin embargo, el plato fuerte llegó el miércoles 16 de diciembre con el anuncio de la liberalización del mercado cambiario (el Estado se corre) y una megadevaluación inicial del 50% de nuestra moneda, lo que constituye una enorme transferencia de recursos hacia los sectores exportadores y financieros. En la previa, el BCRA había disparado las tasas de interés hasta un 40%, situación que agudizará aún más el cóctel recesivo al encarecer sensiblemente el crédito.
Para “abrir el cepo” y devaluar reiniciaron el mismo ciclo de endeudamiento externo que hace tan sólo 12 años nos sumergió en la crisis política, económica y social más honda de nuestra historia. JP Morgan, Goldman Sachs, HSBC, Citibank y la Deutsche Bank aportarán la friolera de 10 mil millones de dólares, y son los que van a fijar el precio del dólar. Los demás condicionamientos son los que venimos enumerando desde el inicio de este editorial.
Hay más. En nombre de “las instituciones y los valores republicanos” Macri designó por decreto y en comisión a dos ministros de la Corte Suprema de Justicia, evadiendo los necesarios dos tercios del Senado que no puede reunir. No hay antecedentes de un movimiento similar en la historia democrática de nuestro país. Uno de los jueces es el titular del estudio de abogados que defiende al Grupo Clarín en la disputa por la aplicación (6 años después) de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “El presidente no puede ser limitado por una ley”, dijo sin sonrojarse el flamante ministro Oscar Aguad al anunciar que van por la derogación de la ley antimonopólica. Esto explica el traslado (para su disolución de hecho) de las autoridades de aplicación Afsca y Aftic a la órbita del Ministerio de Comunicación. Los mismos sentimientos “democráticos” orientan al Presidente en su intento por voltear a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, cuyo mandato es vitalicio.
Sólo cinco días hábiles trascurrieron desde la asunción del nuevo gobierno y el inicio de la “revolución de la alegría”. Como lo advirtió Cristina ante cientos de miles de compatriotas,“el lugar natural del militante es junto al pueblo”. En las calles, con inteligencia y sin prestarnos al juego de las provocaciones, vamos a resistir cada una de las medidas que buscan reinstalar en nuestro país el infierno de la deuda, el hambre y la represión.
A ello nos convoca Cristina, líder de nuestro pueblo y conductora del frente nacional, popular y democrático, que más que nunca debemos preservar, consolidar y ampliar con sentido patriótico y antimperialista. ¡Ahora, a luchar!
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