EDITORIAL
Por sus definiciones políticas, por el carácter estratégico de las
resoluciones adoptadas, por su peso económico, por la composición de sus
miembros actuales y el marco de aliados geopolíticos,
la VI Cumbre de los BRICS y su confluencia ampliada junto a UNASUR,
marcan un avance estructural en el tránsito hacia un nuevo orden mundial
basado en la multipolaridad. “Buscaremos evitar una ‘cacería’ de
aquellos países que discrepan con la política de los Estados Unidos”,
sostuvo Vladimir Putin en la antesala del encuentro.
Podríamos
afirmar que se trata de un punto de inflexión, una bisagra histórica que
profundiza el declive de la hegemonía unilateral del imperialismo
norteamericano (en particular en América Latina), sostenida mediante
guerras y genocidio social durante los últimos 20 años, y facilitada por
la caída de la Unión Soviética y el bloque socialista. Es necesario
analizar estos acontecimientos en el plano de las tendencias, del
desarrollo histórico permanente (con marchas y contramarchas), pero
también de los saltos cualitativos que inauguran nuevas etapas en la
lucha de clases.
En el nordeste brasileño, ciudad de Fortaleza, los
cinco miembros del BRICS sellaron la creación del Banco Multilateral de
Desarrollo y la constitución de un Fondo de Reservas monetarias para
hacer frente a las acciones especulativas del capital financiero
transnacional (ver aparte). Esto se produce cuando se cumplen 70 años de
la Conferencia de Bretton Woods, donde las potencias occidentales
imponen al dólar como moneda de referencia global y crean al FMI y Banco
Mundial como instrumentos de dependencia financiera. Por eso hablamos
de un cambio en la correlación de fuerzas en el concierto de las
naciones.
Un dato reciente es revelador: en el 2013, el 39 por
ciento de la inversión extranjera directa (IED) global provino de las
economías emergentes, cuando a comienzos del año 2000 su participación
se ubicaba en tan sólo el 12 por ciento. Por otra parte, el peso de los
Estados Unidos y Europa en forma conjunta en la inversión extranjera
directa bajó del 50 al 30 por ciento desde el inicio de la crisis
económica y financiera en 2008. “Vamos a levantar la voz de los países
en desarrollo para que tengan igualdad de oportunidades en la comunidad
mundial”, ofreció, a modo de conclusión, el presidente de la República
Popular China, compañero Xi Jinping.
Al cierre de esta edición, la
compañera Cristina participaba en Brasilia, junto a sus pares de la
UNASUR, del encuentro programado con los integrantes del BRICS. Nuestro
país se encuentra en la primera línea de combate frente a los intentos
restauradores del neoliberalismo. Este es el marco de la batalla frontal
con los fondos buitre. “Van surgiendo instituciones que cuestionan el
funcionamiento de los organismos multilaterales que, en lugar de dar
soluciones, complican la vida de los pueblos”, adelantó la Presidenta al
pisar suelo brasilero. “Creemos en una Patria Grande y creemos que se
debe terminar con esta suerte de pillaje internacional en materia
financiera que hoy están queriendo hacer contra la Argentina, pero que
van a intentar llevar adelante contra otros países. Es muy importante no
permitir que nos hipotequen la esperanza, las ilusiones y los sueños de
un país mejor, de una América del Sur mejor y de un mundo mejor.”
Cristina viene de ser anfitriona de una visita histórica de Vladimir
Putin a nuestro país, quién consideró a la Argentina como “el principal
socio estratégico de Rusia en América Latina, la ONU, y el G-20”. Se
concretaron importantes acuerdos (en materia nuclear, energética y
comunicacional) que desarrollamos especialmente en esta edición de
Nuestra Palabra. Se espera, en la misma semana, la visita oficial del
camarada Xi Jinping. Se anticipan inversiones chinas por 12.000 millones
de dólares destinadas fundamentalmente al complejo hidroeléctrico en la
Patagonia y a la reconstrucción del Belgrano Cargas. También se
firmaría un swap de monedas por un equivalente a 8.000 millones de
dólares, con lo cual se reforzarían nuestras reservas monetarias en un
contexto de permanentes corridas y minicorridas financieras.
Debemos
atender al momento en que se producen estas presencias y
acontecimientos tan destacados. Los yanquis pretendieron empujarnos al
precipicio, pero otra vez erraron el cálculo. Nuestra Patria se afirma,
porque se afirma el polo antineoliberal del mundo multipolar.
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