El enemigo apela a todas las formas de lucha para garantizar la defensa de sus intereses; va de menor a mayor, y cuando fracasa en sus intentos, se torna agresivo y peligroso. Enfrentamos por estas horas una embestida sin precedentes en nuestra historia reciente, que sin embargo no logra ocultar lo principal: la impotencia del poder real para confrontar y derrotar políticamente al proyecto nacional que con impronta de magisterio conduce la compañera Cristina Fernández de Kirchner.El origen de la provocación (la “denuncia” de Nisman) nos remite rápidamente a sus autores intelectuales. Es el imperialismo norteamericano el que impulsa un quiebre institucional en la Argentina para forzar la destitución de la Presidenta. Medios de comunicación, jueces y fiscales, empresariado, legisladores y agentes desplazados de la extinta Secretaría de Inteligencia, asumen las tareas domésticas. “Si me pasa algo miren al Norte”, avisó tempranamente Cristina en octubre de 2014. El circuito desestabilizador es triangular y sincronizado en América Latina: golpea también sobre Brasil y la República Bolivariana de Venezuela, los otros dos sostenes del proceso de integración continental. Cumple además con las recomendaciones (“los cinco pasos”) elaboradas por la CIA en su manual de golpes blandos, antes ejecutadas en Irak, Libia, Siria y Ucrania, con los desenlaces conocidos.La muerte del fiscal completaba el plan, con el consiguiente manto de sospechas, confusión y miedo inseminados por el monopolio. Promovieron cacerolazos, amagaron con una intervención de parlamentarios norteamericanos y lanzaron la consigna de un adelantamiento electoral. ¿Qué pasó? Fracasaron en el primer intento. Carentes de representación política con peso real en la sociedad, apelaron al núcleo de la corporación judicial (en este caso un puñado de fiscales afectados especialmente por el nuevo Código Procesal Penal y la disolución de la ex SIDE) para darle cobertura a la convocatoria sínica y opositora del 18 de febrero. Allí confluyó una base social contraria a los cambios democráticos y antineoliberales en nuestra Patria, con la pretensión de esmerilar la autoridad presidencial y arrinconar al gobierno. Se inicia otra etapa de la confrontación.Así comenzó un 2015 donde, incluso los voceros del establishment, admiten la posibilidad de un triunfo en primera vuelta del Frente para Victoria. Allí está la respuesta a los acontecimientos que se desarrollan en estos momentos. Cristina protagonizó días atrás una gira histórica por la República Popular China. Veintidós acuerdos estratégicos de cooperación, una inversión total de 11200 millones de dólares y la previsión de 200 mil nuevos puestos de trabajo. Aquí también está la explicación a la virulencia del poder real. “Argentina no es corral de nadie, nadie le pone cerco a la Argentina. La Argentina no es el patio trasero de nadie, que se den todos por notificados.” Son palabras de la Presidenta frente a quienes pretenden facturarnos la determinación de nuestro país de contribuir a la consolidación de un mundo multipolar. El mismo sentido expresan las notas enviadas por nuestra Cancillería a Washington y Tel Aviv, advirtiendo (respecto a la causa AMIA) que la Argentina no va a tolerar “que nuestro territorio sea utilizado para fines de intereses geopolíticos y militares de terceros países”.Transitamos un 2014 memorable, donde libramos permanentes batallas (fundamentalmente en el plano económico) que derivaron en la afirmación de nuestro proyecto político y su conductora. La derecha sólo acumuló reveses. Este año comenzó con 10 millones de personas asistiendo a los diferentes centros turísticos del país. Son inagotables los esfuerzos del enemigo, pero la percepción es que se van quedando sin cartuchos. Por eso se van espesando las provocaciones.A Cristina le sobra temple. La disolución de la Secretaria de Inteligencia (y su reemplazo por la AFI) muestra la disposición de avanzar a fondo, ahora frente a un nicho poderoso con terminales en los centros de poder mundial. Nadie hasta hoy lo había hecho. Contamos con un sólido y experimentado núcleo de gobierno, y lo que es más importante aún, con millones de compatriotas dispuestos a poner el cuerpo para defender lo conquistado, “para que nunca más se apague la llama de la Patria”.
Editorial de "Nuestra Palabra", periódico del Partido Comunista C.E.(PCCE)
www.pcce.com.ar
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