El
III Congreso del Partido Socialista
Unificado de Venezuela, realizado en
la última semana de julio bajo las
sombras de la transición más
compleja del país y el movimiento
chavista, deliberó y votó sobre
asuntos importantes, cuyos
resultados se definirán mucho más
allá de la liturgia de su ambiente y
sus resoluciones. Como casi todos
los congresos partidarios, cuando
representan a movimientos masivos y
gobiernos cruzados por múltiples
presiones enemigas y tensiones
internas, el del PSUV contuvo las
principales señales de la transición
traumática de Venezuela.
Esas
señales se pueden clasificar en
económicas, sociales, de conciencia,
políticas de gobernabilidad y las
más sinuosas pero no por ello menos
reales: las que expresan los estados
de conciencia en los sectores
sociales que componen la base de la
organización y sus diversas
expresiones ideológicas.
Se
trata de tendencias verificables,
algunas nacidas hace algunos años,
como la fragilidad gubernamental o
el agotamiento del modelo económico,
otras más recientes, como aquellas
que hablan de estados de ánimo
declinante en la militancia, en la
vanguardia de los cuadros más
comprometidos. Al mismo tiempo,
también estuvo presente en el
encuentro nacional del partido
chavista, la orientación de la nueva
estructura del poder gubernamental y
partidario.
El
congreso fue un retrato complejo de
ese proceso en marcha. Se
consolidaron nuevas instituciones en
el armado del sistema político.
Íconos y
jefaturas
Una
de ellas es la presencia central
como segunda figura del poder, del
dirigente partidario Diosdado
Cabello, actual titular de la
Asamblea Nacional, que hace apenas
dos años y medio permanecía en los
márgenes como un diputado de segunda
en una provincia alejada del centro
político nacional. Esta vez, Cabello
obtuvo muchos votos, superando los
obtenidos en el Congreso de
fundación del PSUV, en 2007, cuando
fue el dirigente menos votado y el
único abucheado por los más de 3.500
delegados.
El
caso más llamativo de
institucionalización fue el del
líder bolivariano. Desde los tiempos
revolucionarios del siglo XX, con
Lenin embalsamado (bajo orden de
Stalin), de Mao convertido en ícono
milenario de China, o los casos
grotescos de purificación espiritual
de Henver Hoxa en Albania o del Kim
il Sung en Corea, o de figuras del
nacionalismo latinoamericano como el
de Evita, no hay registro de tamaña
canonización de un ser vivo en
tiempos presentes.
La
Resolución N° 1 del congreso
consagró al comandante Chávez como
una entidad colocada por fuera de
los tiempos y dimensiones humanas:
“Reconocer al Comandante Supremo
Hugo Chávez Frías, como Líder Eterno
y Presidente Fundador del Partido
Socialista Unido de Venezuela, como
homenaje amoroso de quienes nos
sentimos sus hijos e hijas… En
consecuencia… a partir de este mismo
momento, toda la militancia
socialista reconocerá al Comandante
Supremo Hugo Chávez Frías, como
Líder Máximo y Presidente Fundador
del Partido Socialista Unido de
Venezuela” (Plenaria Nacional del
III Congreso Socialista el día 26 de
julio de 2014).
También
fue institucionalizada la figura de
Nicolás Maduro como factor de poder
terrenal entre el partido, el Estado
y sus Fuerzas Armadas, dándole a esa
unidad un nombre que hasta antes de
él, sólo ostentó el líder fundador
del movimiento bolivariano. Esta
vez, la unidad cívico-militar
personificada por Hugo Chávez
durante 19 años intenta ser asumida
por el heredero, sin que ello sea
suficiente para garantizar la
estabilidad y los equilibrios que
imponía la presencia del Comandante.
Para
consolidar su rol en un movimiento
que no acepta, por ahora, menos de
lo alcanzado como ideología de
cambio, Nicolás Maduro propuso sus
Cinco Tesis en el discurso de
Instalación de la Plenaria del III
Congreso Socialista: “1. Sin
Socialismo no es sostenible la
independencia y la soberanía en
Venezuela; 2. La tarea más
importante de la Revolución
Bolivariana en la nueva etapa es el
desarrollo de una economía
productiva socialista; 3. El
socialismo es democracia y la
democracia es socialismo; 4. La
primera Revolución es en el
espíritu; 5. El mundo multicéntrico,
pluripolar, y la unión
Latinoamericana y Caribeña,
garantizan la paz y el equilibrio en
el planeta.” (Acta de Decisiones
Aprobadas en la Plenaria Nacional
del III Congreso Socialista del
Partido Socialista Unido de
Venezuela. 26 al 31 de julio de
2014)
Uno de los cuestionamientos más sentidos del encuentro fue el método de selección de los delegados. La mayoría fue por cooptación o simple designación de algunas cúpulas regionales. Esta molestia fue condenada en las resoluciones, pero sobre todo en las deliberaciones. Esa vieja mala maña cupular impidió la participación entusiasta de la mayoría militante, que no actúa dentro del PSUV, sino en las Comunas, los consejos, los comités, las cooperativas, los sindicatos de base. En el PSUV funcionan unas 12 corrientes internas, entre las más radicales hasta las más posibilistas. El control en la selección de los delegados impidió que estas corrientes nutrieran al congreso con sus opiniones y aportes, excepto en el caso de una llamada Marea Socialista, que logró posicionarse mediante una interna abierta y participativa con participación de muchos activistas y dirigentes sindicales y comunales y de intelectuales reconocidos del chavismo.
Uno de los cuestionamientos más sentidos del encuentro fue el método de selección de los delegados. La mayoría fue por cooptación o simple designación de algunas cúpulas regionales. Esta molestia fue condenada en las resoluciones, pero sobre todo en las deliberaciones. Esa vieja mala maña cupular impidió la participación entusiasta de la mayoría militante, que no actúa dentro del PSUV, sino en las Comunas, los consejos, los comités, las cooperativas, los sindicatos de base. En el PSUV funcionan unas 12 corrientes internas, entre las más radicales hasta las más posibilistas. El control en la selección de los delegados impidió que estas corrientes nutrieran al congreso con sus opiniones y aportes, excepto en el caso de una llamada Marea Socialista, que logró posicionarse mediante una interna abierta y participativa con participación de muchos activistas y dirigentes sindicales y comunales y de intelectuales reconocidos del chavismo.
Tres
sensaciones
Ese
ambiente litúrgico no pudo evitar la
presencia de tres personajes
centrales que actuaron como
sensaciones en el escenario, durante
los días de debate y resoluciones.
Una, inevitable como una fuerza
cósmica, fue la imagen de Hugo
Chávez, representada por centenares
de retratos móviles que cada
delegado mostraba delante de su
rostro anónimo, además de
gigantografías y pensamientos del
Comandante, todo alterado por su voz
estentórea emanada de techos,
rincones y pasillos del congreso
como si estuviera vivo.
El
segundo personaje es una sensación
más difusa aún, pero más real,
representada por la pequeña franja
de militantes que acudieron a
llamado de la dirección partidaria
para ocupar las 980 sillas del
Congreso partidario. Aún siendo
pocos, en relación con los más de 7
millones de inscriptos o en relación
con el total de gente que mantiene
una actividad política constante en
Venezuela, fue muy expresiva de la
realidad en marcha. La mayoría de
esos centenares de militantes del
PSUV fueron a buscar respuestas a
las preguntas que definen la
complicada situación del gobierno,
el movimiento y el proceso.
El
tercer personaje de este Congreso,
convertido en una sensación
protagónica difusa, brotó de la
unidad de los dos anteriores y se
llamó incertidumbre.
De
sus definiciones en curso dependerá,
en buena medida, la perspectiva y la
dinámica del proceso revolucionario
abierto, tanto como el destino de
las conquistas sociales, políticas y
culturales de los cinco gobiernos
del chavismo entre 1999 y 2019.
Contextos
y dilemas
Los
hechos, datos y circunstancias que
rodearon el evento nacional del
chavismo, determinaron sus
resoluciones, pero también sus
límites. La convocatoria fue hecha
en enero de este año, inmediatamente
después de la victoria abrumadora
del PSUV en las elecciones de
alcaldes y concejales. Pero ese
mismo mes apareció la señal de la
violencia desatada por las fuerzas
derechistas apenas treinta días
después. El impacto político de los
43 asesinados, los centenares de
heridos y presos y los destrozos
insoportables en cuatro ciudades,
torcieron el rumbo al gobierno
imponiéndole mesas de negociación
económica y política.
Este
escenario era impensable un mes
atrás, pero en ellas la oposición
pudo imponer algunos retrocesos al
gobierno con efectos dañinos para el
movimiento y el partido al mismo
tiempo. La vanguardia fue
conmocionada de una manera que sólo
vivió en abril de 2002, porque
sintió por segunda vez que todo se
había puesto en riesgo.
Al
revés del golpe de hace 12 años, en
esta ocasión el movimiento chavista
no salió por cientos de miles a las
calles para enfrentar la embestida
fascista. Tampoco la apoyó. Pero
esta actitud de deferencia y
desapego impidió que la derrota de
la “revuelta de ricos” de febrero y
marzo, tuviera la contundencia del
13 de abril de 2002, cuando su
impacto político-militar impuso un
salto en la conciencia popular y
abrió el período de mayor
transformación revolucionaria en los
15 años del régimen chavista.
Entre la convocatoria de enero al Congreso del PSUV, sobre un triunfo electoral, y su realización a finales de julio, media el más serio retroceso gubernamental en la calle y en la economía y la más sensible preocupación de la amplia vanguardia chavista por su destino y el destino de su gobierno y su proceso. Los delegados llegaron a Caracas cargados con los pesos múltiples de esta incertidumbre social.
Entre la convocatoria de enero al Congreso del PSUV, sobre un triunfo electoral, y su realización a finales de julio, media el más serio retroceso gubernamental en la calle y en la economía y la más sensible preocupación de la amplia vanguardia chavista por su destino y el destino de su gobierno y su proceso. Los delegados llegaron a Caracas cargados con los pesos múltiples de esta incertidumbre social.
Un
segundo dato de contexto que
condicionó al congreso partidario
fue/es el colapso de la economía, un
acontecimiento nacional originado a
mediados del año pasado por la
combinación de dos fuerzas
actuantes. Una, es el agotamiento de
la política económica aplicada por
el Comandante Chávez hasta 2012
(institucionalmente conocida como
Proyecto Nacional Simón Bolívar, el
nombre vernáculo del plan económico
de 2006 a 2012). Ese plan logró
introducir fisuras en la economía
rentista petrolera tradicional y
comenzar a desarrollar nuevos
segmentos y ramas industriales. Pero
al no poder superar la estructura
rentista con una nueva matriz
productiva relacionada estrechamente
con las economías del ALBA, y sobre
todo de Argentina y Brasil, todo lo
avanzado se devolvió y la cultura
rentista terminó dominando, mediante
la irracionalidad burocrática y la
corrupción, las grandes empresas y
proyectos industriales. El resultado
es el descalabro de la producción,
la perversión de un financiamiento
discrecional en dólares y la ruptura
de la cadena de distribución. Esa
dinámica regresiva y frágil, bien
aprovechada por la derecha enemiga
del gobierno de Chávez, hasta 2012,
luego de Maduro, terminó por generar
el mayor desbarajuste económico y la
mayor angustia social, tanto en el
pueblo chavista, como en el otro.
Uno de los delgados advierte con inteligencia este asunto: “Nuestro éxito va unido al logro, en el breve plazo, de poner en movimiento la maquinaria productiva agropecuaria e industrial y utilizar con puntería los recursos que nos reporta el petróleo. Si es necesario, como urgente, un Congreso exclusivamente económico”. Y para que se entienda la relación entre las deliberaciones dentro del Congreso del PSUV y la sociedad cotidiana de la que dependen el partido y su congreso como el gobierno, este chavista de base señala los síntomas de la enfermedad: “Nos referimos a los nudos que afectan el día a día de nuestros ciudadanos. Hablamos de lo que la gente siente y piensa, a su manera y sin excesivos tecnicismos, de la economía, de la inflación, de la escasez de una lista de productos alimenticios, del acaparamiento que no se castiga, del contrabando con cómplices que no termina, de la lista de corruptos, rateros y ladrones privilegiados, para quienes la aplicación de la Justicia no llega porque raudos y veloces salen a sus anchas por los aeropuertos.” (“Después del Congreso”. Juan Azócar, Aporrea 05/08/14)
Uno de los delgados advierte con inteligencia este asunto: “Nuestro éxito va unido al logro, en el breve plazo, de poner en movimiento la maquinaria productiva agropecuaria e industrial y utilizar con puntería los recursos que nos reporta el petróleo. Si es necesario, como urgente, un Congreso exclusivamente económico”. Y para que se entienda la relación entre las deliberaciones dentro del Congreso del PSUV y la sociedad cotidiana de la que dependen el partido y su congreso como el gobierno, este chavista de base señala los síntomas de la enfermedad: “Nos referimos a los nudos que afectan el día a día de nuestros ciudadanos. Hablamos de lo que la gente siente y piensa, a su manera y sin excesivos tecnicismos, de la economía, de la inflación, de la escasez de una lista de productos alimenticios, del acaparamiento que no se castiga, del contrabando con cómplices que no termina, de la lista de corruptos, rateros y ladrones privilegiados, para quienes la aplicación de la Justicia no llega porque raudos y veloces salen a sus anchas por los aeropuertos.” (“Después del Congreso”. Juan Azócar, Aporrea 05/08/14)
Un
tercer dato fundamental que rodeó
las deliberaciones del III Congreso
del PSUV fueron las luchas y
demandas sociales y el debate sobre
ellas dentro y fuera del partido.
Desde el año pasado, se registra un
crecimiento de las luchas obreras y
no obreras contra la reducción del
ingreso salarial y el derecho a
contratar derechos colectivos. Uno
de los retrocesos impuestos por las
Mesas Económicas de negociación con
la oposición desde abril de este
año, es el serio intento de
desmontar la estructura legislativa
progresista que protege derechos
básicos del trabajador. Uno es el de
la estabilidad, otro muy doloroso a
los patrones es el que los obliga a
pagar todos los gastos en salud
laboral mediante un organismo de
poder interno llamado el Comité de
Salud Laboral. Pero el retroceso fue
más lejos: por primera vez, los
capitalistas se atrevieron a
solicitar la devolución de plantas
expropiadas o estatizadas y puestas
bajo control obrero, y por primera
vez, también, una parte del gobierno
se atrevió a dejar abierta una
puerta a esa solicitud.
El
ambiente que rodeó las
deliberaciones del PSUV y el estado
de ánimo de buena parte de los
delegados, impidieron a la dirección
partidaria someter ese tema a
consideración. De hecho, el acto
inaugural estuvo cruzado por la
tensión entre Diosdado Cabello,
segunda figura en el Congreso y en
el gobierno, por haber atacado a los
trabajadores en lucha de la más
grande empresa metalúrgica, Sidor,
la misma de donde la base obrera
echó a la multinacional argentina
Techint. “Los sidoristas amenazados
por Diosdado Cabello dieron una
respuesta contundente con una
movilización masiva y una respuesta
pública a estas amenazas que se
convirtió en la noticia más debatida
en el país horas antes de iniciarse
el Congreso del Partido” (“El
Congreso del PSUV y la Venezuela que
viene”. Carlos Carccione, Aporrea,
05/08/14)
Por el peso específico que manifiestan en el conjunto del movimiento obrero venezolano, ambos casos manifiestan las tendencias de una realidad que va mucho más allá de la clase trabajadora industrial. En realidad, es una de las maneras en que el conjunto de la sociedad está manifestando su descontento con una realidad económica y social incómoda, por momentos angustiosa.
Por el peso específico que manifiestan en el conjunto del movimiento obrero venezolano, ambos casos manifiestan las tendencias de una realidad que va mucho más allá de la clase trabajadora industrial. En realidad, es una de las maneras en que el conjunto de la sociedad está manifestando su descontento con una realidad económica y social incómoda, por momentos angustiosa.
El
tercer elemento importante en el
contexto que rodeó al III Congreso,
fue el debate ideológico, político y
programático que cruza en varias
direcciones la vida interna del
chavismo. Este fenómeno comenzó con
la enfermedad de Chávez y se
potenció desde su muerte atravesando
el año y medio de gobierno de
Nicolás Maduro. Es un debate
transversal del que participan los
militantes dentro de sus organismos,
o mediante sus comunas, sindicatos,
comités y consejos, sin excluir a
muchos cuadros de las fuerzas
armadas.
Para los enemigos de derecha e izquierda del chavismo, dentro y fuera del país, las discusiones al interior del movimiento bolivariano, eran el síntoma que anunciaba su explosión y muerte, y con ella, lo más deseado por ellos: la desaparición para siempre del gobierno fundado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro. Este desprecio por la democracia deliberativa y la cultura de rebeldía que identifica al movimiento chavista, les jugó una mala pasada. De esa controversia múltiple han surgidos las renovadas energías, muchas veces teñidas de ilusión, con la que llegaron al III Congreso casi mil delegados. Todas las presiones desde la maquinaria del poder y el partido y el propio desgaste al interior de la militancia, no han logrado borrar esta manera de comportarse del chavismo.
Para los enemigos de derecha e izquierda del chavismo, dentro y fuera del país, las discusiones al interior del movimiento bolivariano, eran el síntoma que anunciaba su explosión y muerte, y con ella, lo más deseado por ellos: la desaparición para siempre del gobierno fundado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro. Este desprecio por la democracia deliberativa y la cultura de rebeldía que identifica al movimiento chavista, les jugó una mala pasada. De esa controversia múltiple han surgidos las renovadas energías, muchas veces teñidas de ilusión, con la que llegaron al III Congreso casi mil delegados. Todas las presiones desde la maquinaria del poder y el partido y el propio desgaste al interior de la militancia, no han logrado borrar esta manera de comportarse del chavismo.
El
III Congreso contuvo la tensión
entre por lo menos tres distintas
tendencias: la rebeldía de una parte
de la base, el control de la cúpula
y una conducta pasiva, de retroceso
ideológico, deferente y acomodaticia
en un sector del chavismo que
entiende que no hay que avanzar más,
que es suficiente con lo avanzado.
Quizá se trate de una forma de
cansancio social en franjas de masas
que no sienten correspondencia entre
el sacrificio puesto al servicio del
gobierno, su partido y sus líderes y
los resultados en la vida cotidiana.
De
las manifestaciones de rebeldía hay
suficientes muestras. Veamos las que
hablan de la tendencia al desánimo y
la connivencia.
De
las expresiones escritas del
Congreso, extraigo una que retrata
esta tendencia a consolidar un modo
de ser en el que la transformación
se subordina a la conformidad y la
resignación, la conducta crítica se
somete a la doctrina oficial y la
ideología se arrodilla ante los
símbolos mediante los cuales el
culto a la personalidad conforman
una nueva fe, sin la cual no es
posible el dominio de alguna
minorías:
“El
III Congreso se ha grabado para
siempre en las páginas de la
historia venezolana, las UBCH y sus
delegadas y delegados nos dieron
muchas victorias políticas, menciono
ocho: El Comandante Supremo Hugo
Chávez es a partir de ahora nuestro
Presidente Fundador y Líder Eterno
del PSUV, un reconocimiento a
nuestro padre y mentor político,
nuestro guía y faro al Socialismo.
Por
aclamación Nicolás Maduro asume la
presidencia del PSUV y lo
ratificamos como nuestro líder
conductor y orientador hacia la
consolidación del Partido y del
Socialismo.
El
chavismo nace como nueva doctrina
política: ser chavista implica
asumir un conjunto de valores, de
prácticas, de conocimientos y
estudios, constituye una nueva
cultura política, se definirá para
que no quede sujeto a interpretación
de cada quien.
El
Congreso obtuvo la atención de todos
los sectores de la sociedad
venezolana y de la comunidad
internacional, nos crecimos y
dejamos claro que somos una
organización política distinta,
nueva, con mucha mística.
Dejamos
constancia de que somos ejemplo de
democracia: un partido que no le
teme a sus bases, toda su militancia
puede expresarse, está organizada,
gozamos del derecho a la
participación, es un partido
públicamente critico y autocritico,
fundamental en el ejercicio de la
democracia.
Internacionalizaremos
la lucha, Venezuela es la referencia
del Socialismo en el mundo, por
tanto tomamos la iniciativa de
llamar a las organizaciones de
izquierda del planeta, la vorágine
imperialista es global y por ello la
unidad de los pueblos es necesaria
en lo programático.
Con
las UBCH asumimos la radicalización
de la Revolución, vamos hacia la
transformación estructural del país,
hacia la conformación de poderosas
tácticas antiimperialistas en el
cumplimiento cabal del Plan de la
Patria, es definitivo, ¡Vamos al
Socialismo Bolivariano y Chavista!
Derrotamos
a la MUD, una vez más.” (II Congreso
del PSUV: 8 Victorias. Edwin
Velásquez. Aporrea, 04/08/14).
En
la tentación milenarista y la
realidad de una sociedad en
traumática transición, el chavismo
buscó en este Congreso algunas de
las respuestas a una crisis cuyos
resoluciones finales encontrará en
la vida social y sus movimientos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario