Como el mundo es redondo se aconseja no situarse a la izquierda de la izquierda, porque por esa pendiente el distraído, suele quedar de pronto a la derecha.Hay que escoger entre ser viento o ser veleta.
Armando Tejada Gómez - Poeta comunista

lunes, 27 de octubre de 2014

DOS PROYECTOS EN LUCHA


Es Cristina o el neoliberalismo

En la Argentina actual, la derecha es atendida por sus propios dueños. Ante la imposibilidad de constituir durante estos años una representación política sólida, los factores de poder real tuvieron que salir, ellos mismos, en defensa de sus intereses. Llámense bancos, oligarquía terrateniente, establishment industrial o monopolios mediáticos. Es tal el nivel de retroceso, que tuvieron que apelar y exponer a los verdaderos jefes del entramado conservador en nuestro país: el imperialismo norteamericano y su sucursal diplomática. Esto es lo novedoso, no sucedió nunca en nuestra historia con semejante evidencia. No es tampoco un fenómeno natural o inevitable: el Proyecto Nacional obligó a los históricos dueños de la Argentina a salir de sus cuevas y sincerar sus intenciones de cara al pueblo, sin intermediarios ni edulcorantes. Por eso actúan con tanta agresividad, odio y resentimiento. Sin embargo, no hay retorno en este sentido, es una conquista afirmada en la conciencia de millones de argentinos.
El balbuceo de la oposición durante las últimas semanas (respecto a qué harían si fueran gobierno) refleja este nivel de debilidad de la derecha en términos de representación política y social. Ernesto Sanz anticipó que derogarían todo lo sancionado por el Parlamento a lo largo de estos años; Massa redundó en el mismo pantano, con el siguiente aporte referido al satélite nacional: “ponemos una heladera en órbita en lugar de pagarles a los jubilados”. La frutilla fue Hugo Moyano sosteniendo que los trabajadores acompañarán al próximo gobierno (sea cual fuere) porque éste “tendrá que realizar ajustes muy duros”. La crudeza y temeridad de estas afirmaciones revela el desconcierto que reina en el campamento opositor, mareo que se expresa también en la febril búsqueda de alianzas que les permitan sobrevivir de cualquier manera en los distritos, a sabiendas de que se debilitan (aún más) en la disputa nacional.
Este desparramo en el que se chocan unos y otros responde fundamentalmente a la impotencia que los embarga frente a la fuerza demoledora de Cristina, consolidada en el centro del escenario político nacional cuando resta sólo un año para las próximas elecciones. De la video-conferencia con Vladimir Putin (y la afirmación de un enfoque multipolar) a la adecuación de oficio del monopolio Clarín; del nuevo Código Civil y Comercial a la discusión parlamentaria del Código Procesal Penal; del histórico lanzamiento del ARSAT 1 a la construcción de 500 salas para jardines maternales en las zonas más pobres de nuestro territorio. Y podríamos seguir, son avances en todos los órdenes: desde respuestas específicas o coyunturales a cuestiones de carácter estructural.
Sin embargo, es una pulseada permanente donde no podemos subestimar las reacciones de un enemigo poderoso que observa con evidente preocupación el derrotero político en la Argentina y en América Latina. Comienzan a analizar números que indican que con sólo el 30% de los votos (núcleo duro de respaldo) la Presidenta conservaría un bloque de 70 diputados y 30 senadores. Esto de mínima. A la luz de los últimos acontecimientos, pero en particular del rol de conducción que ejerce Cristina y el desarrollo de la fuerza política y social organizada en torno a su liderazgo, las perspectivas del campo popular son mayores.
Es por eso que las acciones desestabilizadoras van a continuar. Los agroexportadores siguen sentados sobre 25 millones de toneladas de granos intentando forzar una devaluación; presionan sobre los precios para limar el poder adquisitivo del salario (que cerrará el año por encima de la inflación) y así justificar una mayor conflictividad con el ojo puesto en diciembre; siembran incertidumbre, golpean sobre las expectativas sociales con un único fin: “asustar para ajustar”, como bien lo tradujo Cristina. Esta es la única alternativa al proyecto nacional, la que ya no pueden esconder. Lo positivo es que se esclarece el debate político.
Es el mismo debate que se profundiza por estas horas en Brasil y Uruguay de cara a la definición electoral. Saldada la disputa en Bolivia con el enorme triunfo del compañero Evo Morales, hacemos votos porque Dilma y el Frente Amplio consoliden el rumbo victorioso frente a los esfuerzos por reimponer el neoliberalismo en el continente. Nosotros en la Argentina, junto a Cristina, haremos nuestra parte.












www.pcce.com.ar - "Nuestra Palabra" Periódico del Partido Comunista C.E.
 

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