NO HAY EXTORSIÓN QUE VALGA

En la primera línea

Con su impronta demoledora, Cristina volvió nuevamente al ruedo. Su ausencia temporaria no limitó la gestión de gobierno ni la iniciativa política: se ha forjado un sólido colectivo de dirección gubernamental que con eficiencia, capacidad de previsión y audacia lleva adelante las orientaciones de la conducción. Esto es muy valioso y explica por qué no se detuvo la agenda parlamentaria, tampoco la presencia internacional ni la ofensiva cotidiana por preservar los pilares económicos frente a las permanentes acciones especulativas. Pero volvió Cristina. Una de sus primeras definiciones ante la Cámara Argentina de la Construcción (CAC) valió de aviso: “A esta Presidenta ningún buitre financiero ni ningún carancho judicial la va a extorsionar en contra de los intereses de los argentinos. Que se queden todos muy tranquilos”.
Una encuesta reciente (CEOP) revela que Cristina cuenta con una imagen positiva del 49,3 por ciento. En la Provincia de Buenos Aires esa percepción supera al 60 por ciento de la población, y en los menores de 35 años la valoración es del 54 por ciento. Por otra parte, el mismo estudio revela que hoy la intención de voto del Frente para la Victoria (cualquiera fuera su candidato) es del 35 por ciento, proyectado a un 40 con la incorporación de los indecisos. Lejos, con 18 puntos, asoma el PRO de Mauricio Macri. Estos mismos números maneja la derecha, por eso dispararon el alerta de que en las actuales condiciones “gana el kirchnerismo en primera vuelta”.
Uno de los efectos colaterales de la afección que mantuvo alejada a Cristina fue la sobreexposición del conglomerado opositor, en todas sus variantes, que en cuestión de días lograron conformar un cuadro casi pintoresco. Más allá de las formas, pone en evidencia la profunda crisis de representación política que invade a quienes adversan al proyecto nacional. El plan de los yanquis es forzar de cualquier manera la unificación de la oferta opositora en una única opción, para intentar llegar al 30 por ciento y de ahí al balotaje. Ese es el sentido de los movimientos de Elisa Carrió. Sin embargo, un relevamiento difundido días atrás afirma que el 60 por ciento de quienes desaprueban al gobierno no avala esta estrategia de unidad forzosa, temerosos de una nueva Alianza. Son tendencias, nada es definitivo, pero ayudan a analizar el escenario actual y las dificultades del poder real para presentar una alternativa política de peso.
Es por esto que el enemigo busca otros medios para golpear. El accionar de Bonadío (exponente de la corporación de jueces federales) pega en tres bandas diferentes. En primer lugar para esmerilar la autoridad presidencial: es -como se dijo- golpismo activo contra Cristina. En segundo término responde al avance en el Parlamento del nuevo Código Procesal Penal, que resta poder a los jueces y asigna nuevas y mayores atribuciones al trabajo de los fiscales. En tercer lugar busca blindarse frente a los 9 expedientes de destitución que aguardan tratamiento en el Consejo de la Magistratura ¿Qué es lo nuevo? Al frente de este estratégico organismo fueron nombrados (en la presidencia, vicepresidencia y administrador del Poder Judicial) tres representantes afines al proyecto por una Justicia democrática que impulsa el kirchnerismo. Ahora, ganando posiciones por tramos.
En otro orden de la coyuntura política nacional, no podemos soslayar el histórico avance producido en el marco de la Cumbre del G-20 en Australia. A instancias de la posición argentina, impulsada en sintonía con los Brics y emergentes, por primera vez el documento final contiene la cuestión de la reestructuración de deudas soberanas y advierte sobre el accionar de los buitres, aunque con lenguaje protocolar. Lo cierto es que no hay antecedentes y no son expresiones retóricas sino que tiene efectos prácticos: las nuevas emisiones de deuda incorporan cláusulas que previenen a los países de la extorsión de la carroña financiera transnacional. Esto se dio en el marco de las naciones que constituyen el 85 por ciento del PBI mundial, es continuidad de lo conquistado en la Asamblea de la ONU y significa también un nuevo retroceso para la política de dominación del imperialismo norteamericano.
Lo afirmamos en el título, Cristina y la Argentina tienen su puesto de lucha en la primera línea. Está en juego la consolidación del camino liberador en nuestra Patria y en América Latina. Debemos llegar a un punto de no retorno, debemos defender lo conquistado, debemos recordar de dónde venimos. La derecha no le encuentra la vuelta, por eso apuesta a la conmoción, a la conflictividad, a la zozobra y la desestabilización. Son intentos desesperados con cada vez menos resultados políticos. Los comunistas vamos a estar donde tenemos que estar, que es junto a la Presidenta.

Editorial de "Nuestra Palabra", Periódico del Partido Comunista C.E.
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